Madereras, aserraderos y cerveceras en alerta y con peligro para los empleos

EL FRENO ECONÓMICO GOLPEA A LA INDUSTRIA CORRENTINA. Suspensiones, cierres temporales y falta de pagos sacuden a distintos sectores. La retracción del consumo ponen en jaque puestos laborales.

La economía real de Corrientes atraviesa un momento crítico que ya no se limita a un sector aislado: distintos rubros productivos enfrentan suspensiones, cierre de plantas, reducción de personal y una incertidumbre creciente sobre la continuidad de las fuentes de trabajo.

En Gobernador Virasoro, Forestal Tapebicuá mantiene suspendidos a unos 300 operarios, del total de su planta de 520, mientras las familias esperan definiciones sobre salarios y aguinaldos adeudados. La planta, pieza clave en la industria forestal provincial, fue epicentro de protestas y bloqueos por parte de trabajadores autoconvocados, que denuncian la imposibilidad de sostenerse sin ingresos y reclaman la preservación de sus puestos.

"Queremos conservar nuestro trabajo. No podemos aceptar que nos suspendan por un mes sin sueldo", afirmó Samuel Verón, uno de los voceros del reclamo. La reducción de la actividad, según detallaron los propios operarios, no obedece a un conflicto interno reciente, sino a problemas financieros que se agravaron con la caída generalizada del mercado.

La crisis no es exclusiva de Tapebicuá. El panorama se repite en distintos puntos de la provincia y en actividades muy diferentes. La industria cervecera, históricamente asociada a un consumo sostenido, también atraviesa un derrumbe inédito.

El Sindicato de Trabajadores Cerveceros de Corrientes difundió esta semana un comunicado en el que advierte: "No existen registros ni memoria de una caída abrupta en las ventas y en los volúmenes de producción de cerveza a nivel nacional". En el territorio provincial, más de 50 trabajadores temporarios quedaron sin tareas ante el desplome de la demanda y la retracción de la actividad.

Según representantes gremiales, la combinación de bajo consumo, liberación de importaciones y una temporada con ventas por debajo de lo esperado conforma un cóctel que amenaza la estabilidad laboral.

El escenario es igual de preocupante en el universo de los pequeños y medianos aserraderos. Juan Ramón Sotelo, empresario del sector, alertó en declaraciones a Radionord que "hay aserraderos cerrados, otros a media máquina y varios que evalúan detener la actividad o vender la empresa". La reciente confirmación del cierre de Peñuano, uno de los aserraderos más grandes e históricos de Corrientes, encendió todas las alarmas.
Sotelo vinculó la caída de la producción directamente con la parálisis de la construcción y el freno en el sector del mueble. "La madera está estrechamente ligada a la construcción, y hoy esa actividad está prácticamente frenada. Sin reactivación del mercado interno, el panorama seguirá siendo incierto", advirtió.

CONTRACCIÓN DE LA DEMANDA

En este contexto, la crisis deja en evidencia la fragilidad de las cadenas productivas cuando la demanda interna se contrae. La madera, la cerveza y los derivados industriales que generan empleo en distintas localidades de Corrientes hoy comparten un mismo denominador: plantas con menor producción, menos horas trabajadas y salarios en riesgo.

Los trabajadores, mientras tanto, enfrentan una doble incertidumbre: la inmediata, que implica llegar a fin de mes, y la de mediano plazo, marcada por la posibilidad real de que las empresas no retomen la actividad plena en el corto plazo.

En las calles, los reclamos se multiplican. Las rutas de acceso a plantas industriales se convirtieron en escenarios de protestas, mientras las asambleas de empleados discuten cómo sostener la presión y evitar despidos.

Las coincidencias entre los distintos sectores no se limitan al diagnóstico. Todos apuntan a la misma raíz del problema: un derrumbe de la demanda que no encuentra piso y que, sin medidas que reactiven el consumo y la inversión, amenaza con seguir sumando damnificados.

La crisis productiva de Corrientes, no está al margen de lo que ocurre en el resto del país, y que ya no es un conjunto de casos aislados. Es un entramado de problemas que golpea a rubros disímiles, pero con un factor común: la pérdida de empleo y la parálisis de actividades que hasta hace poco parecían resistentes a la coyuntura.