

INCERTIDUMBRE POR LA CONDUCCIÓN. El viernes 12 se realizará el plenario de delegados que elegirá al próximo presidente. Valdés es quien más adeptos reúne, pero no quiere el cargo.
La Unión Cívica Radical atraviesa una de las crisis políticas más visibles de los últimos tiempos, luego de quedar reducida a un puñado de diputados y senadores en el futuro Congreso Nacional que funcionará a partir del 10 de diciembre. El resultado electoral del 26 de octubre potenció las diferencias que se arrastran de larga data.
En este escenario de grieta interna y desvalorización hacia afuera, la UCR deberá definir nuevas autoridades la próxima semana. La cita será el viernes 12, en el Plenario de delegados que determinará la próxima mesa de conducción del partido.
El caso es que a una semana de la toma de decisiones, los radicales están muy lejos de saber quién será el sucesor de Martín Lousteau al frente del Comité nacional. Quien más adeptos reúne es el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, pero aclaró en los últimos días que no tiene intenciones de quedarse con el puesto.
Valdés, que actualmente preside la UCR a nivel local, fue tajante al ser consultado sobre su interés en el cargo: "No, yo no. Mi intención es trabajar por Corrientes y ver qué es lo que tenemos que hacer".
El mandatario argumentó su decisión en la necesidad de enfocar sus esfuerzos en la provincia:
"Soy presidente de la Unión Cívica Radical local y me parece que tenemos que fortalecernos acá".
El mandatario, que dejará su cargo el 10 de diciembre, señaló que el radicalismo provincial está en un "momento clave" y no pueden distraerse de los objetivos de gestión y el trabajo del equipo de gobierno para los próximos cuatro años.
Respecto a la futura conducción nacional del partido, Valdés descartó la posibilidad de que Mario Negri asuma la presidencia, explicando que "es delegado del Comité nacional, por lo tanto no puede ser".
Lo que tienen claro es que no quieren que el legislador porteño continúe en el cargo. "Venimos de dos años desastrosos en la conducción del partido", apuntó un referente del radicalismo del interior del país. En la misma línea planteó: "El partido tiene que definir para dónde va". La mayor crítica recae en la desconexión entre el Comité y los bloques legislativos y por los magros resultados electorales.
"No hubo ningún lugar donde hayamos ganado solos, solo con acuerdos electorales", indicó otro dirigente crítico de la gestión de Lousteau. "El presidente del partido fue por Provincias Unidas, que no era del radicalismo y sacó el 6 %", remarcaron.
"Lousteau se murió con sus botas puestas, no las del partido, desoyendo lo que le decían los distritos que gobiernan y reeligen", señaló un referente cercano a un gobernador.
EL ROL DE LOS GOBERNADORES
"El partido tiene que ver que la sociedad va para otro lado. No es hacer mileísmo. Lousteau tiene el temor que Cornejo le entregue el partido a LLA. Él no le iba a entregar el partido al kirchnerismo y lo hizo", expresó un radical que es partidario de acompañar al gobierno de Javier Milei. "Necesitamos un partido actualizado, que sepa leer lo que está pasando en la calle", añadió.
Y un dato no menor: los gobernadores están decididos a tener buen diálogo con el Presidente. "Todos quieren estar con Milei", manifestó un radical de larga data con acceso a despachos de gobierno. Aunque aclaró: "No pretendemos entregar el partido,".
"Siempre fuimos dialoguistas, nunca fuimos una máquina de impedir. Hemos colaborado con leyes. En La Ley Bases tuvimos un rol fundamental en las modificaciones", explicó un histórico del radicalismo. Y chicaneó: "El peronismo es el que tira piedras y se opone a todo cuando no son gobierno. Y algunos radicales se sumaron a eso".